Colegio Máximo de Cartuja

Se fundó en 1894 como casa noviciado, por el jesuita P. Granero. Tres años escaso habían durado los trabajos hasta que pudo ser habitada. Los planes se debieron al arquitecto D. Francisco Rabanal y todo el peso inmediato cayó sobre el Hº Soriano. Era este excelente maestro de carpintería y a él se debe la perfección con que se realizaron en Cartuja los trabajos de este género. El artesonado del comedor lo hizo este hermano con los recortes de tablas que le sobraron del entarimado. El de la Capilla está hecho con los cajones donde venían embalados los aparatos del gabinete de Física. No pudo él terminar las obras, pues le requerían en el colegio de Villafranca, que comenzaba entonces a levantarse. A sustituirle vino de Castilla el Hº Aguirrezábal.

A mediados de 1894 estaba ya la casa habitable. Quedaban por construir la Biblioteca, el Salón de Actos y la Capilla (que quiso costear la Excma. Sra. Dª María Josefa Melgarejo).

El día 3 de julio llegaban a la casa el primer gran núcleo de comunidad. La casa comenzó ya su vida normal. Mientras se construía la Capilla árabe se habilitó el salón de actos. Hasta el mes de junio no estuvo acabada y, por fin, el 21 de este mismo mes se inauguró solemnemente.

El inmueble del Colegio Máxima fue la primera construcción levantada por los jesuitas en Cartuja entre 1891 y 1894. El edificio, construido por el arquitecto Rabanal, es un claro exponente del historicismo mudéjar. Enclavado en una frondosa arboleda este edificio fue construido para colegio y noviciado de la Compañía de Jesús.

Francisco Rabanal, evocando el lenguaje mudéjar, levanta este edificio flanqueado por cuatro torres. En planta, la construcción se desarrolla entorno a cuatro patios, dos de ellos de mayor tamaño. Se compone de cuatro pisos en las torres y tres en los cuerpos intermedios, divididos por verdugadas y friso de ladrillo. En cada uno de los pisos de las torres se suceden tres arcos de herradura con alfiz, cuyas albanedas y trasdós se ornamentan mediante el empleo de ladrillo en espinilla o diente de sierra. Los arcos centrales de los cuerpos intermedios se encuentran con el alfiz inscrito formado por espinillas de ladrillo y el cuerpo superior con albanegas de dientes de sierra. El último cuerpo de las torres se compone de ocho arcos de herradura enmarcados por un alfiz.

A lo largo de la fachada se suceden grupos en los tres pisos. La fachada principal queda enmarcada por otras dos torres centrales que dan paso al pórtico de acceso compuesto por tres arcos de herradura con alfiz, cuyas albanegas y tradós se ornamentan mediante el empleo de listonres radiales de ladrillo bordeados de espinillas.

Las torres de la fachada siguen el mismo esquema de los angulares, sólo que con una fila de arcos de herradura y tres en la parte superior.

En 1916-17, con la colocación en su fachada de un grupo escultórico presidido por la imagen del Sagrado Corazón en sustitución de la primitiva balaustrada de ladrillo del pórtico, se rompió con la unidad de la fachada.

Este edificio fue adquirido en los años 70 por la Universidad con vistas a su derribo, por lo que en un principio permaneció cerrado, sin utilización alguna. A inicio de los ochenta el edificio se encontraba en un lamentable estado de conservación.

En 1982, se solicitó al Ministerio de Cultura la calificación de dicho edificio como de interés artístico y es declarado monumento histórico-artístico por el Real Decreto 19 de enero de 1983.

A lo largo de la década de los ochenta se irán ubicando en él distintos centros universitarios que permitirían su rehabilitación bajo un uso común: el docente.

Los arquitectos Castro Padilla y Gallego Roca han sido los principales protagonistas de la adaptaciónde este edificio. Las principales intervenciones realizadas en el edificio en las sucesivas adaptaciones han sido la demolición de tabiques existentes, la sustitución de la anterior escalera de madera por otra de perfiles metálicos y el levantamiento de la carpintería interior para su posterior colocación.

El primer centro en instalarse en el Colegio Máximo fue la Escuela de Estamotología.

El proyecto de adaptación del edificio para esta Escuela ubicada en el ala Sur, se realizó en 1982.

Debido a que el presupuesto del que se disponía no era suficiente para realizar todo lo proyectado se decidió actuar en dos fases, efectuándose la segunda en 1984.

En 1987 este ala sur se remodelaría y ampliaría para la creación de la Facultad de Odontología.

En 1984, la zona frontal del edificio se destinó a la Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación, hoy Facultad de Comunicación y Documentación.

En ese mismo año Jiménez Robles realizó la adaptación de algunas de las salas de la planta baja para Museo de Ciencias de la Universidad de Granada, aunque la idea no llegó a cuajar.

El servicio de publicaciones de la Universidad se instalaría en la parte posterior del edificio. Entre otras obras que hubieron de realizarse para tal adaptación se restauró la fachada con incorporación de rejas de seguridad y la apertura de una puerta. Poco antes de adaptarse esta zona posterior del edificio para el servicio de publicaciones se adecentó esta zona con la demolición de una serie de dependencias anejas en estado ruinoso. La zona posterior del edificio tendrá que compartirla poco después el servicio de publicaciones con la Facultad de Bellas Artes que también ocupa el ala Norte.

A finales de la década de los ochenta la saturación del edificio es tal que en 1989 hubo de adaptarse el antiguo refectorio para sala de clínicas de la Facultad de Odontología, así cmo acondicionar uno de los patios interiores para la asignatura de procedimiento escultórico.

Hacia 1990 encontraban acomodo las facultades de Bellas Artes, Biblioteconomía y Documentación (ésta aún Escuela Universitaria) y Odontología, así como el Servicios de Publicaciones.

Con posterioridad, la Facultad de Bellas Artes se trasladó a su actual ubicación y ocupó su espacio la ETS de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, desde su creación en 1992 hasta el 2000, en que se trasladó al nuevo Edificio Politécnico de la Universidad.

Este último traslado, junto con el abandono del edificio por parte de algunos componentes del Servicio de Publicaciones, ha permitido el incremento de espacio para nuestra facultad y la de Odontología, que en la actualidad (2001) comparten la casi totalidad del edificio.